Mercè Moreno, psicóloga y coach que ha trabajado con profesionales del sector sanitario, y Xavier Clèries, psicólogo clínico del Parc Sanitari Pere Virgili, han afrontado los retos de la comunicación y el envejecimiento en la primera jornada sobre Transformar la mirada para cuidar mejor, organizada por la fundación.
Moreno ha puesto énfasis en la comunicación empática para establecer vínculos de calidad, que permitan detectar y comprender las necesidades de las personas mayores.
“Escuchar activamente consiste en ser capaces de comprender la totalidad de un mensaje y de indicarle al interlocutor que se ha interpretado de forma correcta», explica.
Ha tratado sobre los obstáculos que pueden dificultar la capacidad de escucha activa, las interferencias que intervienen en el proceso de escuchar y el papel de la comunicación no verbal en la compenetración.
No juzgar, no aconsejar, no interrumpir, recordar conversaciones anteriores, reconducir la conversación, ampliarla mediante preguntas, afirmar los sentimientos, ayudar a reflexionar sobre las consecuencias o a ordenar los pensamientos… son algunas de las maneras de asegurar una buena comunicación interpersonal destacadas por ambos ponentes.
Moreno ha expuesto los beneficios de la empatía, tanto para quien escucha como para quien es escuchado:
- Se crea un clima de confianza que facilita la comprensión mutua
- Se incrementa la motivación y la seguridad del interlocutor
- Se reduce la tensión y las diferencias de criterio
- Se aprende del otro y el otro se siente aceptado como persona
- Se facilita la resolución de conflictos y se aclaran dudas
- Ayuda a tomar mejores decisiones
- Se estimula la cooperación del interlocutor y ambos se sienten a gusto
Clèries ha analizado qué genera inquietud y malestar emocional en la atención de personas mayores, cómo se relacionan emociones, pensamientos y conductas, y el papel de los sistemas simpático y parasimpático. Ha expuesto algunas herramientas para ayudar a transmitir tranquilidad y a recuperar la confianza en nuestro entorno afectivo y familiar.
Hay dos actitudes fundamentales, según él: favorecer el vaciamiento emocional y proporcionar contención emocional.
Estar abiertos a la manifestación de malestar de los demás, dar crédito a lo que explican y ser respetuosos con sus sentimientos son actitudes imprescindibles, parte de un proceso que continúa para ayudarlos a no sentirse víctima o a no recrearse en el propio malestar.